Buscará hacer un repaso de los "logros" de su gestión. Hay expedientes oficiales que no avanzan. También acapara la atención la elección del presidente.
En medio de los escándalos por los handies sin usar y la licitación para el arreglo de veredas de la plaza San Martín, el intendente Carlos Arroyo irá hoy al Concejo Deliberante para inaugurar las sesiones ordinarias.
El intendente aprovechará la sesión pública preparatoria, que fue convocada a las 11, para hacer un repaso de los logros que le adjudica a su gestión. “El mensaje va a ser muy largo. Vamos a hacer un resumen de todo lo que se ha logrado hacer en distintas áreas. Sobre todo, vamos a poner hincapié en algunos aspectos que no han trascendido”, dijo Arroyo el martes al ser consultado por su mensaje de apertura. También dijo que hablará “de las obras” y sobre “lo que ha logrado hacer la Secretaría de Gobierno, a través de distintas presentaciones de tipo judicial”. Fiel a su costumbre, no aclaró a qué se refería.
El discurso de hoy tiene un condimento especial: es el último de su gestión. Aunque el intendente ya dejó en claro en varias oportunidades que buscará en las urnas que no sea así.
Llega a esta instancia en uno de los peores momentos de su desdibujada administración. La semana pasada, LA CAPITAL reveló que 300 equipos de comunicación para la Policía Local estaban guardados desde hace más de un año en una oficina del palacio municipal. El intendente dio explicaciones poco claras acerca de esa decisión.
El miércoles, este diario publicó que la administración municipal contrató de forma directa a una empresa para el arreglo de veredas de la plaza San Martín, pero luego, con la obra empezada, buscó hacer una licitación a raíz del monto económico que demandaban las tareas. Concejales de distintos bloques también esperan una explicación sobre esa maniobra. Incluso hay un pedido de Acción Marplatense para convocar a los secretarios de Obras, Guillermo de Paz, y de Gobierno, Alejandro Vicente, a una comisión conjunta de las comisiones de Obras y Legislación.
Arroyo llega al recinto, además, con la pelea entre los concejales y el secretario de Economía y Hacienda, Hernán Mourelle, a flor de piel. El polémico funcionario destrató en más de una oportunidad a los ediles y al cuerpo en general. Integrantes de bloques aliados al Gobierno reclaman que el intendente le pida la renuncia, pero Arroyo se empeña en sostenerlo: cree que Mourelle fue vital para tener “equilibrio” en las finanzas municipales.
Entre las riñas de Mourelle con el Concejo se destacan la de la ordenanza que restituyó de la bonificación docente, que fue denunciada por el Ejecutivo ante la Suprema Corte de la provincia y no se aplica. En las últimas semanas elevaron el tono de la discusión los proyectos para devolver las exenciones que gozaban los teatros, y que derivaron en un decreto ad referéndum del presidente del Concejo, Guillermo Sáenz Saralegui. Mourelle dijo que el Concejo legisla “para los grupos concentrados de poder”.
Arroyo desembarcará en el recinto con necesidades políticas. El Concejo todavía no avanzó en el tratamiento de los proyectos de presupuesto y las ordenanzas fiscal e impositiva. Tampoco aprobó el aumento del boleto ni la prórroga de las concesiones del transporte.
“Esperamos que el Concejo trate rápidamente el presupuesto y la fiscal impositiva, y que haciendo los retoques que quieran hacer lo aprueben finalmente, porque es un instrumento de gobierno que es absolutamente necesario para asegurar el financiamiento de lo que está planeado hacer en 2019”, aseguró el intendente.
También están pendientes las designaciones de Emiliano Giri en la presidencia de OSSE (recién el miércoles los presidentes de bloque abrieron el sobre y le dieron giro a las comisiones) y las de dos jueces de faltas propuestos por Arroyo.
Así como una parte de la atención estará concentrada en el mensaje del intendente, otra estará en la votación para la conformación de la mesa directiva del Concejo. Aunque el arroyismo ventiló su intención de buscar variantes debido al distanciamiento de Sáenz Saralegui, el titular del cuerpo aspira a mantener su cargo.